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La región Lambayeque aguarda la llegada de los restos de dos de los trece mineros asesinados en la provincia liberteña de Pataz, que eran originarios de Chiclayo y Ferreñafe.
César Augusto Rospigliosi Arellano, un agente de seguridad de 40 años originario de Chiclayo, residía en el pueblo joven 9 de Octubre de esta ciudad. Sus seres queridos, entre ellos sus menores hijos, lloran su pérdida y esperan poder rendirle un digno homenaje antes de despedirlo.
En su domicilio se ha colocado una fotografía y prendas para honrar su memoria. Emilia Rospigliosi Arellano, hermana de la víctima, expresó su tristeza y pidió justicia para su hermano menor.
En Ferreñafe, se ha instalado la capilla ardiente en la vivienda de Josué Carbonel Beltrán, de 32 años, otro de los trabajadores asesinados en Pataz. La comunidad exige justicia y mayor seguridad en una zona azotada por la violencia e ilegalidad.
Pataz atraviesa horas de profunda tristeza tras confirmarse la muerte de 13 mineros en un escenario marcado por enfrentamientos y violencia por el control de actividades mineras.
